Hoy vamos a hablar sobre
¿Han oído ustedes hablar
acerca de una secta llamada
No importa cuánto
creemos en algo, o cuanta fe tengamos en algo. Lo verdaderamente importante es
el objeto de nuestra fe, si es verdadero o no. ¿Es aquello en lo que creemos
verdadero? En nuestra cultura se suele decir “no importa lo que uno crea, lo
importanta es tener fe”. No importa si uno cree que los orangutanes son dioses.
Debemos enfocarnos en lo importante: no en nuestra fe, sino en el objeto de
nuestra fe… no si creemos, sino más bien en qué creemos.
Cuando tratamos con el
tema de la presencia real de Cristo en
“De
cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Cuando estudiamos el
contexto de estas palabras podemos ver claramente y sin ninguna duda que Cristo
está hablando de su presencia real en
Debe ser una prioridad
para los católicos el compartir esta verdad con aquellos que lo desconocen. Es
muy triste ver que hay tantos católicos que no le dan importancia a este
sacramento, que no piensan que es necesario para la salvación. Jesús lo hizo muy
claro: se trata de vida o muerte, de salvación o condenación.
Son muchos los que
piensan que Jesús estaba hablando alegóricamente. Incluso hay quienes hacen
referencia a Levítico 17:10-14, donde Dios prohibió a Su Pueblo tomar sangre. Dios
dijo que la vida está en la sangre; así, pues, Dios prohibió tomar sangre. Dios
se estaría contradiciendo a sí mismo si dijese que debemos tomar la sangre de
Cristo. ¿Cómo es que
¿Cómo podemos
reconciliar el hecho de que Dios prohibió tomar sangre con las palabras de
Jesús al decir que debemos beber su sangre?
PRIMERO: Cada
mandamiento nuevo del Nuevo Testamento substituye a un mandamiento antiguo del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, en
Deuteronomio 24:1 Moisés permite el divorcio. Sin embargo, Jesús elevó
el matrimonio a la categoría de sacramento, y en Mt. 19:8 él dice: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os
permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así…” El
eliminó toda posibilidad de divorcio o de nuevo matrimonio lícito. Puede que
muchos no estén de acuerdo con esto, pero Jesús lo hizo claro, que no hay
ningún segundo matrimonio lícito, mientras el cónyuge viva. San Pablo, en I Cor.
7:10-11 lo pone incluso más claro. Pablo ahí nos da una interpretación
infalible de Mt. 19. El que se divorcia y se casa de nuevo, está viviendo en
adulterio.
De este modo vemos que Jesús dio un mandamiento nuevo que reemplazó al
mandamiento antiguo.
SEGUNDO: Hemos dicho que
en Levítico 17:10-14 Dios prohibió el tomar sangre. Los versículos 10 y 11
dicen así:
“Si
cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre
ellos, comiere alguna salngre, yo pondré mi rostro contra la persona que
comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. Porque la vida de la carne en
la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por
vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.”
Jesús no violó este
mandamiento de Dios al decir que tenemos que tomar su sangre, pues él no nos
dio su sangre a estilo caníbal. El nos da la substancia de su cuerpo, sangre y
divinidad en la apariencia de pan y vino. Substancialmente, el pan deja de ser
pan, y el vino dija de ser vino. Sin embargo, los accidentes, o sea: su sabor,
su textura, color, tamaño, permanecen. Un famoso apologista protestante decía: “Esa terminología pertenece a
Volviendo al punto que
estamos compartiendo: incluso si Levítico 17 estuviese aún vigencia hoy en día,
y estuviésemos obligados a guardar el mandamiento de no ingerir sangre, Jesús
no estaría violando tal mandamiento, pues no nos dar su cuerpo ni su sangre de
forma canibal.
TERCERO: ¿Por qué
condenó Dios el tomar sangre en Levítico 17? “Porque la vida está en la
sangre”. La sangre es sagrada, porque en ella está la vida. Esto lo sabemos
bien desde el punto de vista médico. En las culturas paganas se ingería sangre
de los animales. La idea era: por ejemplo, si alguien quiría ser fuerte bebería
la sangre de un toro, pues así estaría participando de la vida del toro,
incluyendo su fuerza física. Cuando hablamos de que Jesús nos da a beber su
sangre, tenemos una situación única. La vida de Jesús está en su sangre; al
tomar su sangre estamos tomando o ingiriendo su misma vida dentro de nosotros.
El dijo “si no coméis la carne del Hijo
del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis VIDA en vosotros”. Recordemos que
Jesús dijo “yo soy
Hay varias palabras en
el Nuevo Testamento para “vida”: “bios”, que se refiere a la vida natural;
“psuque”, es la vida del alma, la vida intelectual; y “zoe” que es la vida
divina. Cuando Jesús dice que si no bebemos su sangre no tenemos vida en
nosotros, él usa la palabra “zoe” para “vida”. De este modo participamos de la
vida de Cristo, esa vida divina, cuando tomamos
Levítico 17 confirma que al tomar la sangre de Cristo estamos
recibiendo su vida, y eso es lo que Dios quiso hacer en Cristo, darnos su vida,
vida en abundancia, vida eterna, vida de Dios.
CUARTO: La ley levítica
era una sombra de lo que había de venir, y Cristo es el cumplimiento de esa ley
levítica. Hebreos 7:11-12 nos habla de un cambio de sacerdocio en Cristo, que
implica necesariamente un cambio de ley. De este modo la ley levítica ha sido
abolida. Piensen por un momento: si tuviésemos que obedecer Levítico 17 que
manda no tomar sangre, asimismo tendríamos que ofrecer sacrificios de animales:
corderos, palomas, y demás, como manda la ley levítica. En el nacimiento de un
niño, por ejemplo, los padres tendríamos
que ofrecer un cordero y un palomino; o si los padres son pobres podrían
ofrecer dos tórtolas o dos palominos
(Lev. 12:7-8).
Ahora, bien, alguien
puede decir “si la ley levítica fue cumplida en Cristo, y por tanto abolida, si
ya no tenemos que someternos a ella ¿por qué se prohibe tomar sangre en el
Nuevo Testamento, en Hechos 15:28-29?”. Recuerden en famoso concilio de
Jerusalén del cual ya hemos hablado en anteriores charlas. ¿Cómo podemos
responder a eso? Ese decreto del Concilio era temporal con el fin de guardar la
paz y la harmonía en la convivencia entre los judíos y los gentiles. Los
judaizantes decían que para ser cristianos había que guardar la ley levítica,
que incluía el no tomar sangre, la necesidad de circumcidarse, un total de 613
preceptos que tenían que observar.
QUINTO: Si asumimos que
ingerir sangre es contrario a la voluntad de Dios, entonces sería absurdo decir
que Jesús mandó que tomásemos su sangre, incluso si hubiera dicho esto
simbólicamente. Por ejemplo: Cuando yo estaba en el seminario hace años, unos
compañeros míos pusieron un vídeo de Madona, la estrella de rock. No podía
creer lo que veían ojos. Madona empezó a hacer todo tipo de movimientos
obscenos, representando simbólicamente actos de inmoralidad sexual. Tal
representación de aquella actividad sexual, aunque fuese simbólica, es inmoral
en sí misma. Del mismo modo, si el ingerir sangre es inmoral y contrario a la
voluntad de Dios, es inimaginable que Jesús usase tales términos de “beber su
sangre”, aunque lo hiciese simbólicamente, pues el símbolo en sí sería una
abominación a Dios Padre; el símbolo en sí sería tal inmoral como la misma
realidad de lo que simboliza.
SEXTO: Las palabras que
Jesús utilizó en Juan 6 dan absoluta claridad de que él estaba hablando en
sentido literal, y no alegórico.
Primeramente, cuando
Jesús dijo que teníamos que comer su cuerpo y beber su sangre, no hay ni sombra
de duda que la gente que le escuchaba interpretó esto literalemente. Si vamos
al versículo 52 vemos que la multitud decía “¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne?”; estarían pensando que no estaba muy
bien de la mente. Y en el vrs. 53 él no les aclaró nada, sino que insistió
diciendo “de cierto, de cierto os digo:
Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros.” En el versículo 61 observamos que los dicípulos estaban
murmurando sobre ésto, estarían hechos un auténtico lío… Se preguntarían si de
verdad Jesús estaba en su sano juicio. Y Jesús lo reiteró de nuevo.
¿Por qué creen ustedes que la gente interpretó
que Jesús estaba hablando en sentido literal?
Si cualquier persona en
nuestros tiempos dijese cosas semejantes a esas, nadie pensaría que estaría
hablando en sentido literal. Uno tendría que estar chiflado para decir cosas
así. ¿Por qué pensaron que su mensaje era literal? Es importante conocer que las
palabras y frases que Jesús usó sobre el “comer carne y beber sangre” ya tenían
significado simbólico en arameo. Recordemos que Jesús habló en arameo. En este
idioma el “comer carne y beber sangre”
eran expresiones idiomáticas que significaban “perseguir” o “asaltar” a
alguien. Ustedes pueden tomar el tiempo de buscar en
SÉPTIMO: Si Jesús hubiera hablado en sentido
figurativo en Juan 6, debemos concluir que él fue entonces el peor maestro del
que podamos tener noticia. ¿Por qué? Porque todos y cada uno de los que le
escucharon pensaron que estaba hablando literalmente. En otros pasajes de los
evangelios podemos observar que Jesús aclara las dudas de aquellos que
preguntan con confusión por no haber comprendido bien su mensaje. Por ejemplo,
vayamos a Juan 4:31-34. Jesús dijo “yo
tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis”; los discípulos se
decían “¿le habrá traído alguien de
comer?” Cuando Jesús percibió que le estaban malinterpretando, ¿qué es lo
que hizo? Les aclaró lo que quería decir. El les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su
obra.”
Cara B
He aquí otro ejemplo: en
Mateo 16:6-12, Jesús dice a sus discípulos
“Guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos” Ellos no
entendieron lo que Jesús quería decir; le interpretaron en sentido literal,
pues ellos decían dentro de sí “esto es
porque no trajimos pan”. Jesús una vez más les aclaró lo que él quiso
decir. El versículo 12 dice:
“Entonces
entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan,
sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.”
También en Lucas 8:4-15:
Aquí Jesús cuenta la parábola del sembrador a una gran multitud. ¿Recuerdan la
parábola del sembrador?: Jesús cuenta que el sembrador salió a sembrar, y que parte de la semilla cayó junto al camino, y
fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra;
y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y
los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en
buena tierra y nació y llevó fruto a ciento por uno. Los discípulos no
entendían, y le preguntaron el significado de esta parábola.
En los versículos del 11 al 15 Jesús les explica claramente lo que
quería decir.
El versículo 10 puede
parecer confuso a primera vista. Fíjense lo que dijo Jesús a sus discípulos:
“A
vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros
por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.”
Parece sorprendente que
Jesús explicase únicamente a sus discípulos aquella parábola. ¿Estaba Jesús confundiendo
a la multitud intencionadamente? Para
entender esto es importante saber que Jesús aquí estaba citando a Isaías 6:9,
donde dice:
“Anda, y
di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.”
Cuando estudiamos el
contexto del pasaje de Isaías vemos que Dios está tratando con Su pueblo
rebelde que ha dado la espalda a Dios. Dios no les confundió, sino que ellos no
podían ver la verdad por la dureza de su corazón. Ellos no buscaban a Dios, y
no tenían el menor interés en conocer
Cuando entendemos este
contexto nos damos cuenta de que Jesús no estaba confundiendo a la multitud
intencionadamente en Mateo 16:10 al contarles la parábola del sembrador, sino
que no entendían por la dureza de su corazón, por su rechazo de la verdad.
Jesús clarificó está parábola a los que de verdad buscaban la verdad, o sea a
quienes preguntaron, esto es: a sus discípulos.
Volviendo a Juan 6, en
el versículo 52, vemos que la gente estaba preguntando “¿cómo puede este hombre
darnos a comer su carne?”. Si Jesús hubiera hablado simbólicamente él solamente
hubiera tenido que decírselo, y el problema se habría resuelto. Aquí la gente
quería saber, buscaban la verdad, se estaban esforzando por entender y seguir a
Jesús. Esto es exactamente lo contrario al caso anterior. Aquí tenemos a
auténticos discípulos, incluyendo a los mismos apóstoles, que de verdad se
están esforzando en comprender las palabras de Cristo. En este sentido estarían
diciendo “Señor, queremos creer; queremos
entender; queremos seguirte… ¿qué quiere decir esto que dices?” Qué fácil
hubiera sido para Jesús decirles “Esto
que os digo es simbólico… lo que tendréis que hacer es una representación, como
si estuvieseis comiendo mi cuerpo y bebiendo mi sangre, simbolizando que mi
vida está entrando en vosotros…”. No sólo Jesús no respondió de ningún modo
similar a éste, sino que en medio de la confusión de los discípulos, él
insistió “De cierto, de cierto os digo…”:
En el griego literalmente está diciendo “Amén,
amén os digo”. En términos actuales esto significa “Así es, así es; lo habéis captado bien, o habéis captado bien”, y
sigue “si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros… Mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida.”
Los discípulos estaban
disgustados, porque seguían sin comprender, aún después de haber preguntado.
Jesús no les aclaró nada, sino que insistió en el hecho de que debían tomar su
cuerpo y su sangre.
La conclusión es que si
Jesús no hubiera hablado en sentido literal, ya no sería sólo un mal maestro,
sino un mentiroso. Pues habría estado engañando a este grupo de discípulos que
estaban tratando de seguirle.
Aun el mundo se ve forzado a
reconocer que Jesús es el maestro más grande que ha caminado por esta tierra.
Claro que él no fue un mal maestro, ni mucho menos un mentiroso.
En el versículo 60 vemos
que muchos de sus dicípulos dijeron: “Dura
es esta palabra; ¿quién la puede oír?” Aún en el caso de que aceptemos que
Jesús hubiera estado mal guiando o confundiendo a la multitud, cabría pensar
que él habría clarificado su declaración tan controvertida a sus discípulos,
como vimos en la parábola del sembrador. Sin embargo, fíjense en lo que les
dijo Jesús en los versículos 61 y 62:
“¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si
viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?”
Claro que Jesús no
hablaba simbólicamente cuando mencionó “adonde
estaba primero”. En esencia Jesús les estaba diciendo “Seguid conmigo, y veréis cosas increíbles… Si os parece increíble el
que os de comer mi cuerpo, eso no es nada con las cosas que veréis. ¿y qué si os dijera que un día me veréis
ascender al cielo e irme en las nubes?” En Hechos 1:9 leemos que los
discípulos le vieron ascender al cielo. No, no estaba hablando simbólicamente
cuando se refirió a “subir donde estaba
primero”. Con tales palabras Jesús estaba reenforzando el hecho de que
estaba hablando en sentido literal, no alegórico.
Parece gracioso que los
católicos estemos destacando la interpretación literal de estas Escrituras,
mientras que los fundamentalistas lo “espiritualizan”, dando un valor
simbólico. Normalmente los fundamentalistas presumen de creer en la interpretación
literal de las Escrituras. Por ejemplo: Es interesante que los fundamentalistas
toman literalmente los detalles que hablan acerca de la creación en Génesis,
incluso los días de veinticuatro horas en los que Dios creó los cielos y la
tierra. Eso sí que está fuera de toda lógica. Sin embargo, interpretan
simbolicamente uno de los mensajes más transcendentales de nuestro Señor. Esto
parece un tanto inconsistente.
OCTAVO: Continuando con el texto del evangelio de san
Juan 6, en el versículo 63 dice:
“El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida.”
En base a esto, muchos
protestantes dicen que Jesús estaba hablando espiritualmente, no literalmente,
cuando se refiere a
Vayamos a san Juan 4:24 donde
se dice que “Dios es Espíritu”.
¿Significa eso que Dios es simbólico? . La idea de que lo espiritual y lo
simbólico son sinónimos no se puede encontrar en ningún lugar del Nuevo
Testamento.
Además, asumiendo que
Jesús clarificó su enseñanza sobre
Si estos discípulos que
le dejaron hubieran entendido que Jesús hablaba simbólicamente al decir las
palabras del versículo 63, de ningún modo habrían dejado a Jesús. La razón que
se volvieron atrás es porque pensaron que Jesús debía estar loco. Ellos
siguieron interpretando a Jesús literalmente, aun después de oír las palabras
del versículo 63.
Cuando Jesús dijo “la carne para nada aprovecha”, él no se
estaba refiriendo a su carne, pues él ya dijo que la vida eterna estaba en su
carne. ¿Se imaginan ustedes que Jesús dijera que tenemos que comer su carne
para tener vida eterna, y luego dijera que su carne no aprovecha para nada?
Claro que Jesús no hablaba de su propia carne.
San Pablo, en Romanos
8:5-14, habla de la carne que lucha contra el espíritu. ¿A qué se refiere aquí
cuando habla de “la carne”? Se trata de todo el ser humano separado de la
gracia de Dios; o sea, la naturaleza de pecado con la que hemos nacido. A este mismo
concepto se refería Jesús. Lo que el decía básicamente en el versículo 63 es
que los que son de la carne no podrían ver la verdad en cuanto a
Vamos ahora al versículo
65, donde Jesús dice:
“Ninguno
puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.”
¿Por qué dijo eso? El
versículo 64 nos dice que había algunos que no creían a Jesús, que él sabía
desde el principio quienes creían y quienes no. Por esta razón dijo Jesús que
nadie podía venir a él, si no le fuera dado del Padre. El sabía que muchos no iban
a creer su mensaje radical sobre
“El
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.”
La doctrina sobre
Finalmente, ¿creen ustedes que hay algunas palabras de
Jesús que no sean espíritu y vida? No; todas eran espíritu y vida. ¿Significa
eso que todos sus mensajes son simbólicos? No, ya hemos visto que no. ¿Se dan
cuenta que no tiene sentido el decir que el mensaje sobre
NOVENO: Si Jesús estuviese hablando simbólicamente en
Juan 6, siendo su plan que recibiésemos un mero símbolo de su persona, entonces
esta es la primera vez que nos encontramos en las Escrituras una figura del
Antiguo Testamento que es superior a su cumplimiento en el Nuevo Testamento.
Fíjense que Jesús dice en los versículos 31-35 que el maná del Antiguo
Testamento era una figura que representaba
Recuerden Hebreos 10:1 que dice que las
figuras del Antiguo Testamento son meras sombras de las realidades del Nuevo
Testamento. ¿Cómo puede ser la sombra más milagrosa que el mismo objeto de
donde procede la sombra?
DÉCIMO: Si la postura protestante sobre
“La copa
de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan
que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”
La palabra griega
traducida por “comunión”, es “koinonia”, implicando la participación en el
cuerpo y la sangre de Cristo. Luego en I Corintios 11:27-29 dice:
“De
manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto,
pruébese cada uno a sí mismo, y como así del pan, y beba de la copa. Porque el
que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio
come y bebe para sí.”
¿Les suena a ustedes esto a un lenguaje simbólico? Por supuesto que
no.
Podríamos mencionar
muchísimas citas de los padres de
San Ignacio de Antioquía
fue ordenado por san Pedro, según Tertuliano, y sucedió a éste en aquella
ciudad. El murió como mártir. Escribió en el año 107 d.c. en contra de los
gnósticos, quienes negaban que Jesús hubiera tenido un cuerpo físico. He aquí
una cita suya:
“Tened
cuidado de aquellos que tienen opiniones heterodoxas; ellos se abstienen de
Vamos ahora a san
Justino Mártir, quien escribió unos 43 años después, en su primera apología,
defendiendo la fe cristiana; él dijo refiriéndose a la misa:
“Nosotros
llamamos a esta comida Eucaristía, pues no la recibimos como pan y vino
comunes. Pues teniendo en cuenta que Jesucristo nuestro Salvador se encarnó por
San Ireneo, el obispo de
Lyon, escribió su famosa obra contra los gnósticos en el año 180 d.c., y dijo:
“¿Qué
consistencia hay en aquellos que dicen que el pan sobre el cual se ha dado
gracias es el cuerpo de su Señor y que la copa es su sangre, si no reconocen
que él es el Hijo del Creador del mundo?. De este modo - cuando la copa
mezclada y el pan cocinado recibe
San Ireneo está
mostrando la inconsistencia de los gnósticos que creían en
Ya concluyendo, me
gustaría referirme a la oración de Jesús en el evangelio de san Juan capítulo
17:21, donde dice:
“para
que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos
sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.”
Alguien me dijo “Teniendo en cuenta que Jesús quiere que
seamos uno como el Padre y él son uno, y para ello nos manda que comamos su
cuerpo, ¿significa esto que él se come al Padre para ser uno con Él?”
Debemos entender que nosotros no podemos ser uno con Jesús en el mismo sentido
ontológico que Jesús es uno con el Padre. Tendríamos que ser dioses para ello.
Lo que Jesús quiere decir es esto: que él nos llama a una relación íntima con
él. La unidad radical de
¿De qué manera más radical, incomparable y maravillosa puede Jesús
entrar dentro de nosotros?