Al tratar con el tema de
“Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre.”
Muchos dicen “¿por qué se ora a los santos? ¿por qué se
ora a María? ¿por qué se llama a María Mediatriz? ¿por qué se acepta que los
santos pueden ser mediadores entre Dios y los hombres, si san Pablo dice
claramente que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres, el cual es
Jesucristo? Los católicos se han desviado de la verdad que enseña
Asimismo, se cita
Hebreos 7:24-25 donde se dice que Jesucristo es nuestro único intercesor, quien
vive siempre intercediendo por nosotros. Por esta razón muchos dicen “parece que Jesús no es suficiente para
ustedes los católicos; parece que sus oraciones no son lo suficientemente
poderosas, y por eso tienen ustedes que pedir a los santos que oren por
ustedes. Ustedes acuden a otros mediadores en búsqueda de ayuda e intercesión.”
¿Cómo podemos responder
a este mal entendido?
Es necesario definir
exactamente lo que quiere decir “la comunión de los santos”. El Catecismo de
“La
expresión “comunión de los santos” tiene entonces dos significados
estrechamente relacionados: “comunión en las cosas santas (sancta)” y “comunión
entre las personas santas (sancti)”
Al hablar de “cosas
santas” se refiere a que tenemos comunión en los sacramentos, en los diversos
dones que Dios ha derramado en su bondad y su gracia sobre su cuerpo,
PRIMERO: Los cristianos
somos un cuerpo:
En I Corintios 12:12-27 san Pablo dice así:
“Porque
así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del
cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino
muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no
será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo,
¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el
oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado
los miembros cada uno de ellos en el
cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría
el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni
el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies:
No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen
más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen
menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos
decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más
decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más
abundante honor al que le faltaba, para
que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen
los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros
se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se
gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
En Romanos 12:4-5 Pablo
dice la misma idea de que somos el cuerpo de Cristo, y miembros los unos de los
otros. Este concepto es crucial para poder explicar y comprender lo que es
En Juan 17:21-22 Jesús
ora al Padre para que los creyentes sean uno en él, así como el Padre y él son
uno. En Juan 15:1-6 Jesús usa una analogía para describir la unidad del cuerpo
de Cristo. Compara a los creyentes con ramas de una vid; La vid y las ramas
están vitalmente unidas entre sí. Cada una de las ramas participa de la misma
fuente de vida que es la vid. Si cortamos una rama, ésta se marchita y muere,
pues ya no es parte vital de la vid. Del mismo modo si cortamos un dedo de
nuestra mano, al perder su unión vital con el resto del cuerpo, éste muere. En
el cuerpo de Cristo somos parte integral los unos de los otros, estamos
vitalmente unidos en Cristo Jesús. En esto se basa la enseñanza de
En Mateo 25:40 Jesús
dice:
“En
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis.”
Una vez más Jesús
destaca la unidad del cuerpo. Todo lo que se haga a nuestra mano, nos lo hacen
a nosotros, pues la mano es parte de nosotros. Así, también, en relación con
Cristo y su Iglesia.
Una vez que hemos
comprendido ese concepto de la unidad íntima y vital del cuerpo de Cristo,
entonces es sumamente importante que entendamos que la muerte no nos separa;
quiero decir que continuamos unidos en Cristo con aquellos que son parte vital
del Cuerpo de Cristo. El concepto protestante es que cuando un cristiano muere,
ya no tiene ni parte ni suerte con nosotros los que quedamos vivos;
sencillamente se fueron; es como que dejaron de ser parte vital nuestra, como
si ya no fuesen miembros del cuerpo de Cristo. Se asume que están con Cristo,
pero ya no tienen nada que ver con Su Cuerpo, nosotros los que quedamos en la
tierra. Quedamos totalmente incomunicados con ellos. Yo preguntaría ¿Dónde dice
“¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? … Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de
que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.”
Algunos pueden pensar: “En ese pasaje se habla de que la muerte no
nos puede separar del amor de Dios en Cristo, lo cual no implica necesariamente
que no nos separe los unos de los otros.”
Retrocedamos, pues, a
Romanos 8:1 que dice “No hay ninguna
condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu”. Y continúa describiendo a los creyentes,
y la vida tenemos ahora en la carne, la cual vivimos en la fe del Hijo de Dios.
No está hablando sólamente de la relación que tenemos con Dios, sino de la
relación que tenemos unos con otros. ¿Cree usted que cuando usted muera dejará
de ser un miembro del Cuerpo de Cristo? Incluso la muerte no tiene poder de
separarnos del Cuerpo de Cristo.
Asimismo,
Si se fijan se darán
cuenta de que cuando Pablo habla de que nada nos puede separar del amor de Dios
en Cristo -mencionando el sufrimiento, la persecución, la muerte, etc.- su
implicación no es sólo que no puede nada separarnos, sino que nos une aún más a
Cristo. Romanos 8:13-18 dice:
“Porque
si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos
con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con
él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no nos comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse.”
Pablo estaba escribiendo
a cristianos que estaban sufriendo persecución; muchos de ellos estaban
muriendo por su fe. Aquí Pablo implica que los padecimientos que estaban
sufriendo, incluyendo la muerte de muchos, no sólo no era un obstáculo a su
intimidad con Cristo, sino todo lo contrario, pues les acercaba más a Cristo.
Dice “si padecemos juntamente con él para
que juntamente con él seamos glorificados”. El sufrimiento y la muerte les
acercaría incluso más a El. Es en este contexto que dice un poco más tarde “¿Quién nos separará del amor de Cristo?… ni
la muerte…” Así, pues, la muerte nos lleva más cerca de Jesús que cuando
vivimos en la tierra. De esto se deduce por lógica que al estar más cerca de
Cristo estamos más cerca de su cuerpo, los miembros de Cristo. No se puede
estar más cerca de la cabeza sin estar más cerca del cuerpo. Esto es un
concepto bíblico sencillo. Cuando nuestros hermanos en Cristo mueren están más
cerca de Cristo y sus oraciones son mucho más poderosas.
Santiago 5:16 dice:
“Orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho.”
Santiago manda que
oremos unos por otros. Así, también, Pablo en Colosenses 1:1-4 y en II Timoteo
1:1-3 entre otros. Las oraciones de aquellos que están más cerca de Cristo -
los que han partido con él - pueden mucho, como diría Santiago.
SEGUNDO: La naturaleza
de la intercesión.
Muchos insistirían que
Ahora,
bien, como cristianos estamos llamados a ser intercesores,
Asimismo Jesús dijo que no llamásemos a nadie
maestro, pues uno es nuestro Maestro, sin embargo Efesios dice que este es uno
de los ministerios de
Concluímos, pues, en que
Dios en Cristo es el único fundamento de
Ahora vamos a ver
algunos pasajes importantes sobre la influencia poderosa de la intercesión en
el Antiguo Testamento. Por ejemplo en Génesis 18:23-28, cuando Abraham
intercede por Sodoma y Gomorra. Su sobrino Lot se hallaba en peligro de muerte,
y Abraham pregunta a Dios “¿Destruirás
también al justo con el impío?” . Tal vez habría 50 justos, 40, 30, 20 o
tan siquiera 10 justos. Dios le dijo que si hubiese tan siquiera diez justos no
destruiría las ciudades. Unos pocos justos pueden salvar de la muerte eterna a
una multitud. Esto se puede aplicar a
En Exodo 17:11-12 vemos
como Moisés intercede por el pueblo que está luchando contra los Amalequitas.
Cuando Moisés intercedía ante Dios con los brazos en alto, los Israelitas
prevalecían en la batalla. Moisés se cansaba de levantar sus blazos tanto tiempo,
y cuando bajaba sus brazos por cansancio los Amalequitas prevalecían sobre
Israel. Pusieron rocas debajo de sus brazos para que se apoyase. Finalmente
Aarón y Hur sostenían los brazos de Moisés para que él puediera seguir
intercediendo. Esta es una imagen preciosa del valor de la oración de
intercesión. En Hebreos 12:12 se hace referencia a este texto, cuando dice:
“Levantad las manos caídas
y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para
que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.”
Aarón y Hur apoyando a
Moisés en la intercesión conseguirían la victoria del pueblo de Dios. Debemos
guardar imágenes como ésta en nuestra mente cuando hablamos de
Job 42:7-9 dice:
“Y aconteció que después
que habló el Señor estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz temanita: Mi
ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí
lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros,
e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará
por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente,
por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. Fueron,
pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamitita, e hicieron como el
Señor les dijo; y el Señor aceptó la oración de Job.”
Fíjense que los tres
amigos de Job hicieron sacrificio, pero ¿qué oraciónes fueron aceptadas? Las de
Job. Estos tres amigos de Job fueron librados del castigo de Dios, por la
intercesión de Job.
Somos co-intercesores con Cristo, incluso cuando partamos de esta vida
terrenal, y estemos así más cerca de él.
También en Job 1:3-5 vemos que Job ofrecía
holocaustos por sus hijos, por si tal vez hubieran pecado; se dice que Job
santificaba a sus hijos. Una vez más se ve como lo que uno hace afecta a los
demás. Esto es otra imagen que nos habla de lo que es
Recuerdo que estando en
Esto está muy lejos de “la teología de Jesús y yo”. En II Corintios
1:4-7 Pablo dice:
“Pero si
somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos
consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el
sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.”
Volviendo al tema del
ejército: cuando hay una guerra, el fallo de uno puede costar la vida al
compañero. Imaginense a un grupo de soldados camuflados para ocultarse del
fuego enemigo. Cada uno debe estar completamente quieto, aunque vean a una
serpiente venenosa que se acerca. ¿Por qué? Por que el movimiento de uno puede
causar la muerte de todo el grupo. Como Iglesia somos el ejército de Dios;
estamos involucrados en una batalla cósmica y celestial, y todo lo que hacemos
contribulle a la victoria o la derrota de los demás, pues somos uno. Cuando
somos fieles en nuestro caminar con Cristo, cuando participamos del sacrificio
de la misa, de
Para obtener victoria,
sanidad, salvación o cualquier otro don de Dios tenemos que cooperar con la
gracia de Dios. No es una herejía decir que tenemos que salvar nuestras propias
almas - claro que no podemos hacer eso separados de la gracia de Dios, pues es
el poder de Dios obrando en nosotros- Pero nosotros cooperamos con la gracia de
Dios, y en tanto que cooperamos con Su gracia salvamos nuestra propias almas y
las de otros. Por eso Pablo dice en I Timoteo 4:16:
“Ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te
salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.”
Aunque les parezca
mentira a muchos no-católicos, esto también es Palabra de Dios; está en
¿Creen ustedes que Dios
elegió este sistema de llevar a cabo sus planes porque no tenía poder para
hacerlo solo, y necesitaba nuestra ayuda? Por supuesto que no. Dios no lo está
haciendo así, porque no encuentre ninguna otra manera de hacerlo. Dios podría
hacerlo solo; Él podría predicar solo y sin ayuda de ningún predicador, pero
Dios no es así de individualista. Dios es nuestro Padre, y, como tal, Él quiere
enseñar a sus hijos. Un hombre quería enseñar a usar el cortacesped a su hijo
pequeño. Era cómico ver a aquel pequeño empujar junto con su padre aquel
contacesped; se desviaba para todas partes. El padre podría haberlo hecho solo
y habría ahorrado mucho tiempo y esfuerzo; pero prefirió hacerlo de este modo
para que su hijo aprendiera. Así es Dios nuestro Padre. El podría realizar sus
planes solo, pero ha decidido enseñarnos, hacerlo con nosotros, aunque esto le
tome más tiempo y esfuerzo. De hecho es una forma menos eficiente de hacer las
cosas; pero lo hace así por amor, reflejando así su carácter de Padre. Nuestro
Padre quiere que aprendamos a amar de la forma que Él ama, y eso lleva mucho
tiempo y esfuerzo. Si como hijos continuamos cooperando con él, llegará el día
en que seremos completos en él.
TERCERO: I Juan 2:1
dice:
“Hijos
míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno
que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.”
Muchos dicen: “Si
Jesucristo es nuestro Abogado ¿por qué no vamos a él directamente? ¿por qué ir
a hombres? ¿Es que las oraciones e intercesión de Cristo no son suficientes?
¿Es que Cristo no tiene suficiente poder para ayudarnos? ¿por qué orar a los santos en busca de ayuda?
La respuesta es que
oramos a los santos porque
“Ante
todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de
gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en
autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad
y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad.”
En el Nuevo Testamento
griego el hacer plegarias o interceder y el mediar son términos sinónimos. Así,
pues, san Pablo nos manda que intercedamos o, lo que es los mismo, que hagamos
de mediadores entre Dios y los hombres; y dice esto justo antes de decir que
Jesucristo es el único Mediador entre Dios y los hombres. ¿Es que Pablo está
enseñando dos ideas contradictorias en tan sólo cinco versículos? Recordemos
Santiago 5:16 donde se dice que debemos orar los unos por los otros para ser
sanados, o sea que también debemos hacer de mediadores entre Dios y los
hermanos en Cristo. En Mateo 18:19 se dice que hay poder en nuestra intercesión
cuando hay dos o tres cristianos orando. Hay mucho poder en la intercesión
unida, cuando hay más de uno. En Hebreos 12, que ya citamos antes, se nos dice
que debemos alzar nuestras manos en intercesión, recordándonos, así, de Moisés
cuando el pueblo luchaba contra los Amalequitas. Es vital que oremos unos por
otros. El texto de Hebreos 12 sigue diciendo:
“Produrad
la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Poned cuidado
en que nadie se vea privado de la gracia de Dios; en que ninguna raíz amarga
retoñe ni os turbe y por ella llegue a contaminarse la comunidad. Que no haya
ningún fornicario o impío como Esaú, que por una comida vendió su
primogenitura. Ya sabéis cómo luego quiso heredar la bendición; pero fue
rechazado y no logró un cambio de parecer, aunque lo procuró con lágrimas.”
Este es el contexto del
levantar las manos en intercesión unos por otros entre los cristianos.
Recordemos también Hebreos 11, donde Pablo menciona toda una lista de
personajes bíblicos que vivieron por fe, y al llegar al versículo 1 del
capítulo 12 dice:
“Por
tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos,
sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la
prueba que se nos propone.”
Esa nube de testigos son
aquellos que están en el cielo presenciendo nuestra carrera, todos aquellos que
vivieron por fe, y que Pablo menciona en el capíritu 11. Estos son los santos
que “tenemos en torno nuestro” y que son medio de ánimo para nosotros para que
corramos con fortaleza la prueba o carrera que tenemos por delante. En ese
contexto el autor de Hebreos nos anima a orar los unos por los otros.
Más adelante Pablo establece un paralelo entre la iglesia del Antiguo
Testamento y la del Nuevo Testamento. Si se dan cuenta, en la primera parte
menciona todos aquellos personajes del Antiguo Testamento, luego en el
versículo 18 dice:
“Porque
no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la
oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la
voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,”
O sea que Pablo les está
diciendo “vosotros no habéis visto esa manifestaciòn poderosa de la que leemos
en Exodo:20, cuando Moisés sube al monte, y Dios se le aparece.” En el
versículo 22 dice:
“sino
que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, a
¿Cómo nos acercamos a
“os
habéis acercado … a la congregación de los primogénitos que están inscritos en
los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos
perfectos,”
¿Quiénes creen ustedes
que son esos espíritus de los justos hechos perfectos? Los santos en el cielo.
Así que cuando venimos a la iglesia venimos también a la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios…, a los espíritus de los
perfeccionados que están en los cielos. Y sigue añadiendo en el versículo 24:
“Os
habéis acercado … a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada
que habla mejor que la de Abel.”
Fijemonos que cuando nos
acercamos a
Exodo 32:7-14 nos habla de la poderosa
intercesión de Moisés por el pueblo que había caído en pecado de idolatría,
después de que Dios había dado Su ley a Moisés. Dios ya determinó eleminar al
pueblo, pero Moisés intercedió de tal modo que dice el pasaje que “Dios renunció a lanzar el mal con que había
amenazado a su pueblo.”
Asimismo tenemos un
ejemplo muy poderoso de la intercesión en el Nuevo Testamento. En Juan 2:1-5,
en el famoso pasaje de las Bodas de Caná de Galilea, cuando se quedaron sin
vino. María intercedió pidiendo a Jesús que hiciera un milagro. Se deja claro
en el pasaje que Jesús no tenía ninguna intención de intervenir, pero lo hizo
por la mediación de su madre María. Ella es el ejemplo de ejemplos en la
comunión de los santos.
Tenemos una gran
responsabilidad en la comunión de los santos de interceder unos por otros, y
por aquellos que están fuera, que están perdidos espiritualmente. Con nuestra
intercesión, cooperando con la gracia de Dios, cooperando con el único
Mediador, podemos salvar almas, como ya vimos antes. San Pablo dice en I Corintios 9:22 dice:
“Me he
hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de
todo, para que de todos modos salve a algunos.”
Estamos llamados a ser
la causa instrumental de la salvación de muchos: entre nuestra propia familia,
quizás alguno que se ha extraviado o que ha dejado la iglesia; quizás alguien
que no ha conocido al Señor, que nunca ha sido bautizado; quizás alguien en el
trabajo al que no sabemos cómo hablarle de Dios, pero que necesita que le
prediquemos y que intercedamos por él o ella. Tal vez usted sea la única fuente
de salvación de alguien con el que usted se realaciona; y Dios le ha puesto a
usted para conducir a la salvación a tal persona. ¡Qué responsabilidad tan
tremenda tenemos!.
CUARTO: ¿Es
cierto lo que muchos dicen de que los católicos adoramos a los santos? ¿Les
adoramos cuando oramos a ellos? ¿Les
adoramos cuando les rendimos homenaje u honramos? La respuesta es: ¡No!. Es
igual que cuando un hermano protestante pide oración a otro hermano. ¿Adoramos
a los hermanos cuando les pedimos que oren por nosotros? Claro que no.
Debemos distinguir entre
los términos “adoración” (latria) y “veneración” (dulia). En el concilio de
Nicea del año 787 se hizo esta distinción de forma clara. “Latria” es la
adoración que sólo se debe dar a Dios. “Dulia” es el honor que debemos darnos
unos a otros. Teniendo en cuenta que hay diferentes posiciones en el cuerpo de
Cristo, honramos a los miembros según su posición. I Timoteo 5:17 dice:
“Los
ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente
los que trabajan en predicar y enseñar.”
También en I
Tesalonicenses 5:13 Pablo dice algo similar. En I Corintios 12:12-27, lo cual
ya citamos anteriormente, Pablo dice que hay miembros diferentes en el cuerpo
de Cristo; algunos son más gloriosos que otros. Dice que los más débiles en el
mundo son más gloriosos delante de Dios. Los más humildes, aquellos que Dios
usa grandemente, son dignos de gran honor ante Dios y su Iglesia.
¿Y qué podemos decir en
cuanto a arrodillarse ante la representación de un santo? En el libro titulado
“Los amigos de Dios son mis amigos” escrito por Patrick Madrid, se
recuerda que Josué se arrodilló y rindió
homenaje a un ángel, pero no cometió pecado por ello (Josué 5:14). Rut se
arrodilló ante Booz (Rut 2:8-10); claro que no le estaba adorando. También Lot
se arrodilló ante aquellos ángeles en Génesis 19:1. David asimismo rindió
homenaje al rey Saúl postrándose ante él (I Sam. 24:8). Betsabé y Natán el
profeta se postraron ante el rey David (I Reyes 1:16, 25). En Apocalipsis 3:8-9
Jesús dice:
“Conozco
tu conducta: mira que he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar,
porque, aunque tienes poco poder, has guardado mi Palabra y no has renegado de
mi nombre. Mira que te voy a entregar algunos de
¿Está Jesús fomentando la idolatría en este
pasaje? Pues
He aquí dos razones básicas por las que
honramos a los santos en el cuerpo de Cristo: 1) por su oficio, 2) por su
santidad. Ya mencionamos que los sacerdotes o ancianos son dignos de doble
honor; esto nos habla del oficio. ¿Y qué en cuanto a la santidad? ¿Pueden
pensar en algún ejemplo? Hay muchos en las Escrituras. Pensemos en la bendita
Madre María. En Lucas 1:48-49 María dice: “Todas las generaciones me llamarán
bienaventurada, porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mi.”
Por su santidad, por llevar al Santísimo dentro de ella, por cooperar
con la salvación del mundo, por su disposición y obediencia, María sería
honrada grandemente por todas las generaciones.
QUINTO: “Pero ¿cómo
puede María o cualquier santo en el cielo oir las voces de miles de personas
que oran a ellos al mismo tiempo? Nos imaginamos que tienen mentes finitas como
nosotros aquí en la tierra. Vamos a responder a esto: 1) Los santos habitan en
la eternidad, el tiempo no existe para ellos: A María no le toma tiempo
contestar oraciones; de hecho nada de lo que hace la toma tiempo. 2) Imaginemos
que hubiese cien mil millones de personas orando a María al mismo tiempo, ese
no es un número infinito, sino finito; así que no requiere poder infinito.
Algunos dirían que sólo Dios tiene poder infinito, así, pues, sólo Él puede
contestar esas oraciones; sin embargo no es necesario tener poder infinito para
ello. Piensen en lo pequeñísimo que es el planeta tierra comparado con todo el
universo. 3)
“Queridos,
ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual
es.”
En I Corintios 2:9 san
Pablo dice:
“Más
bien, como dice
Cuando lleguemos al
cielo tendremos más poder del que podamos tan siquiera imaginar. Si hace cien
años usted hubiera vivido en esta tierra y hubiese dicho “Dentro de cien años
la gente podrá hablar desde la tierra a hombres que caminarán por la luna. Habrá
comunicación directa con Rusia, Francia, Canadá, y todos al mismo tiempo.”
Seguro que nadie le hubiera creído; le
hubieran tomado por loco. Si la tecnología nos ha permitido hacer eso, cuánto
más al estar en la presencia de Dios en unión con Cristo tendremos capacidades
que van más allá de toda imaginación humana.
SEXTO: En I Reyes 8:39 (también II Crónicas 6:30) se
dice:
“Escucha
tú desde los cielos, lugar de tu morada, perdona y da a cada uno según sus
caminos, pues tú conoces su corazón y sólo tú conoces el corazón de todos los
hijos de los hombres.”
En Apocalipsis 2:23
Jesús dice:
“Así
sabrán todas las iglesias que yo soy el que sondea la mente y el corazón; y os
daré a cada uno según vuestras obras.”
Muchos piensan: “Dios
conoce los pensamientos más íntimos, así como nuestras intenciones. Claro que
este es un atributo de Dios, no de los hombres, incluso cuando estén en Su
presencia después de la muerte física.”
Sí; sólo Dios conoce perfectamente los corazones de los hombres. Lo
mismo se puede decir de cualquier atributo de Dios, por ejemplo el amor: sólo
Dios ama absoluta y perfectamente; nosotros sólo amamos en la medida en que
participamos de Dios. Dios es
Y ya concluyendo, me referiré a Mateo 17:1-3 dónde podemos ver a Jesús
conversando con Elías y Moisés, o sea conversando con dos de los santos del
Antiguo Testamento que ya partieron para el cielo hacía muchos años. Algunos
podrían decir “pero Elías no murió, sino que fue arrebatado al cielo por el
Señor; y es cierto, pero ¿qué de Moisés? En Exodo 34 dice que Moisés murió. El
estaba conversando con Jesús y con Elías. Moisés estaba bien vivo, aunque había
muerto hacía muchísimos años. Como el mismo Jesús dijo en Lucas 20:38 “Dios no
es Dios de muertos, sino de vivos, pues todos viven para Él.”