El esplendor de la verdad
Para conocer tu fe y la Iglesia que Cristo fundó
EL PAPADO

EL PAPADO

 

 Cuando pienso en la primacía de Pedro, o sea su liderazgo sobre los otros apóstoles, me parece mentira que por tantos años de mi vida, yo no creía en ello. A veces pienso ¿Qué versión de los evangelios estaba yo leyendo?”.  Cuando usted lee en  los  evangelios la primacía de Pedro está en todas partes. De hecho a Pedro se le menciona 195 veces; el más cercano a él es Juan, con 29; después viene Santiago el Mayor con 19; Felipe, 15 veces, y los demás apóstoles incluso menos. No hay duda.  Cuando vamos a los evangelios podemos ver que  Pedro es el líder.

Voy a mencionar tres de los textos clave que tratan con este tema:

 

         Vamos a Mateo 16:15-19. Ustedes recordarán este texto tan famoso. Jesus estaba hablando a los apóstoles, y les preguntó “¿Quién dicen los hombre que soy yo?”. Ellos contestaron “unos dicen que eres Elías, otros dicen que eres Jeremías…  este profeta, aquel profeta, etc.” Entonces Jesus les dijo: “Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?”. Pedro contestó “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús le respondió: “Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, pues esto no te lo ha revelado carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta Piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo.” Creo que no puede estar más claro. Jesús entrega a Pedro las llaves que simbolizan autoridad. Si usted entrega las llaves de su casa a alguien, más vale que usted tenga confianza en tal persona, pues el tal tendría autoridad sobre su casa.

         He desarrollado diez puntos en Mateo 16 que demuestran la primacía de Pedro. Si tiene un bolígrafo a mano, sería bueno que usted fuera tomando nota.

         He aquí las diez razones más importantes que demuestran que a Pedro se le concedió la Primacía, el liderazgo sobre los demás apóstoles, y, por tanto, de ahí se deriva nuestro entendimiento sobre del papado.

 

         I. Muchos de nuestros hermanos protestantes, incluyéndome a mí mismo cuando era pastor protestante, piensan que hay una diferencia en el texto griego entre las dos palabras usadas en el texto, que se traducen como “piedra o roca”. El texto dice: “Tú eres Petros, y sobre esta Petra, edificaré mi iglesia”. A causa de esta distinción (petros y petra), la conclusión es que cada una de estas dos palabras tiene un significado diferente. La primera palabra, “petros”, sería  “piedra” o “roca pequeña”. La segunda, “petra”, sería una gran piedra o una roca de grandes proporciones. La primera piedra o roca pequeña se estaría refiriendo a Pedro, mientras que  la segunda piedra o roca grande se estaría refiriendo a Jesús. Pedro sería la roca pequeña y Jesús la roca grande: Jesús no estaría edificando su iglesia sobre Pedro, sino sobre sí mismo.

Ahora, bien, vamos a responder a este argumento para clarificar este mal entendido.

Amigos, este argumento no se ajusta a la realidad de que el texto quiere comunicar. Petros y Petra son masculino y femenino de la misma palabra, que significa “roca o piedra de grandes proporciones”. La diferencia de significado sencillamente no existe. La palabra Petra en griego es un nombre femenino. Nadie discute esto. Esto es interesante: ¿Sabían ustedes que la palabra Petra nunca fue usada en la historia del idioma como un nombre propio? Nunca antes alguien fue nombrado Roca. Podría haber sucedido que cuando Jesús cambió el nombre a Pedro,  Mateo, que lo escribió cierto tiempo después en griego, dijese “Nunca ha habido nadie con el nombre de Roca. ¿Qué puedo  hacer?. No podemos nombrar a nuestro primer papa Petra, porque eso sería parecido a llamarle Paula o Susana, pues es un nombre femenino”. ¿Qué es lo que hizo? quitó la última letra, “alpha”, y la sustituyó por las letras “ömicron” y “sigma”. Petra, de este modo, viene a ser “Petros” (convirtiendo la palabra Roca en masculino).

         Con frecuencia suelo proponer a nuestros amigos protestantes la siguiente propuesta, especialmente si son fundamentalistas, “Muéstrame un solo lugar en las Escrituras donde “petros” conlleve el significado de “piedra o roca pequeña”, y, entonces, volveré a ser protestante; me uniré a su iglesia Bautista mañana mismo”. Nunca podrá encontrar una sola referencia a esto, pues no existe. ¿Qué tenemos aquí, entonces, amigos?  En este punto primero tenemos una tradición protestante que no se puede apoyar con las Sagradas Escrituras. A los fundamentalistas no les gusta que se les diga que ellos están creyendo en una tradición que no se encuentra en las Escrituras. De tal cosa ellos nos acusan, diciendo: “ustedes, los católicos,  enseñan tradiciones que no se encuentran en las la Biblia”. Bueno, de hecho, esto es extactamente lo que ellos enseñan aquí.

 

II. Sabemos por la Historia que el evangelio de Mateo fue escrito originalmente en Arameo, que es una lengua hermana del Hebreo. Cuando Israel fueron llevado en cautividad a Babilonia llegaron a perder su lengua antigua, el hebreo, y aprendieron el arameo. Algunos autores que hablan de esto son: San Papías en su obra “La Explicación de los Santos del Señor” escrito alrededor del año 130 d.c.; san Ireneo en su obra “Contra las Herejías” en su libro 3, capítulo 1, pasaje 1 dice: “Mateo fue originalmente escrito en Arameo”.

Pero incluso más importante que eso. Sabemos que Jesús hablaba en arameo. Hubo ocasiones en las que Jesús habló en hebreo; tenemos evidencia de eso en las Sagradas Escrituras, pero normalmente él hablaba en Arameo, que era la lengua común de aquel tiempo. Por supuesto que él pudo haber hablado en griego si hubiera querido, pero él solía estar con la gente común del pueblo, que hablaban arameo.

Así, pues, Jesús no utilizó los términos griegos “petros” o “petra”. ¿Qué palabras utilizó Jesús? Vamos a investigar.

         En caso de que Jesús hubiese hablado en hebreo antiguo, habría podido elegir entre un par de palabras: “stela” o “tsur”. Estas dos palabras significan “roca” en el Antiguo Testamento. Si hubiese utilizado el término “tsur”, hubiera habido un precedente de un hombre llamado “tsur” anteriormente. En Isaías 51:1-2, Dios, a través del profeta, dice a Su Pueblo: “Miren a Abraham, su padre”. Fíjense en la manera que lo hace… Les está exhortando a mirar a Abraham, su padre, como un ejemplo, y dice “Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan  al Señor. Vuelvan a su origen, miren la roca, la cantera de donde fueron sacados, miren a Abraham, su padre,”. La palabra “roca” en este texto, es la traducción del término hebreo “tsur”. Aquí Dios está llamando a Abraham  “roca”. Si Jesús hubiese utilizado esta palabra para nombrar a Pedro, habría habido un precedente. No obstante,  Jesús no usó ni “tsela” ni “tsur” - aunque, de nuevo, cualquiera de los dos términos significa “roca” en sentido general.

¿Qué palabra usó Jesús? ¿Cómo le nombró a Pedro? Le llamó “kefa”, que es la palabra aramea que significa “roca” o “piedra de gran magnitud”. ¿Cómo lo sabemos? Mirémoslo:  En Juan 1:42: Andrés presentó a su hermano Pedro a Jesús. Jesús le miró y dijo “Tú eres Simón, hijo de Jonás, tú te llamarás Kefas, (que quiere decir piedra)”, y usa la palabra “petros”. Alguien podría decir “pero no dice kefa, sino kefas”. La transcripción de la palabra “kefa” al griego - no la traducción, sino la transcipción - es “kefas” Esto no tiene ninguna importancia. Lo verdaderamente importante es el hecho de que usa la palabra KEFA. Jesús dijo que el nombre de Simón cambiaría a Kefa”, que  traducido al griego es “petros”, como dice el texto. Claro que “petros” es “petra” en masculino, pero en el arameo “kefa” no es ni masculino ni femenino. Así, Jesús, hablando arameo - y según sería escrito por Mateo originalmente en este idioma - diría a Pedro “Tu eres Kefa, y sobre esta Kefa edificaré mi iglesia”. Originalmente no hubo dos palabras, sino una. Además, en arameo hay una manera de decir “roca pequeña”. Si Jesús hubiera querido decir “Pedro, tú eres una roca pequeña, pero yo soy la Roca grande”, él hubiera usado la palabra “etna”. Esto fue de gran sorpresa para mí cuando lo descubrí. “etna” significa “roca pequeña”. Así, pues, Jesús pudo haber dicho a Pedro “tú eres etna, y sobre esta kefa edificaré mi iglesia”, sin embargo, Jesús le dijo “tú eres kefa, y sobre esta kefa edificaré mi iglesia”. No podemos forzar el texto diciendo que Pedro es una piedra pequeña, y que Jesús es una grande.

 

III. Este es un punto muy interesante. Hay dos palabras en el texto griego que el autor podría haber utilizado al traducir el evangelio de Mateo al griego si hubiese deseado hacer esa distinción entre dos rocas o piedras; una es “petra”, que ya hemos mencionado; y la otra es “lithos”. Estas dos sí que tienen significados diferentes: “petra”, como ya hemos dicho, siempre connota la idea de “gran roca o piedra de gran magnitud”. No hay diferencias de opinion con nuestros amigos los protestantes en este punto. Sin embargo, “lithos” siempre es una piedra o roca pequeña. Por ejemplo: en Mateo 4:3 el diablo muestra a Jesús ciertas piedras y le tienta - Recuerden cuando Jesús estaba en el desierto ayunando por cuarenta días - y el diablo le dijo “si eres Hijo de Dios haz que estas piedras se conviertan en pan”. ¿Qué palabra usa para “piedras”? Adivinen. !Sí! , “lithoi”, que es la forma plural de “lithos”. Obviamente el diablo no se estaba refiriendo a rocas grandes.

Otro ejemplo: cuando Jesús declaró que él mismo era Dios. Recordemos que él no sólo lo declaró, sino que lo demostró: resucitando a los muertos, haciendo milagros que requieren poder divino, diciendo que él estaba haciendo estas señales por medio de su propio poder. Jesús tuvo la audacia de decir cosas como in Juan 2:18 “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré de nuevo”. ¿Qué nos enseña eso acerca de Cristo? ¿Puede algún ser humano resucitarse a sí mismo después de morir?. !No! Requiere poder infinito hacer tal cosa. El demuestra, así, que él es Dios. También en Juan 10 él dice “ustedes están en mi mano… nadie puede arrebatarles de mi mano; están en la mano de mi Padre, y nadie puede arrebatarles de la mano de mi Padre… Yo y el Padre somos uno.” (vrs. 30). Los judíos inmediatamente cogieron piedras para apedrear a Jesús, pues se estaba presentado ante ellos como Dios. La palabra utilizada en este texto, que se traduce como “piedras” es “lithoi”, de nuevo. Claro que no iban a coger rocas enormes para arrojárselas a Jesús, pues no podrían ni levantarlas.

         He aquí otro texto incluso mejor: I Pedro 2:5:9. !Escuchen esto! Pedro se refirió a nosotros los cristianos como piedras. Somos parte de la construcción, que forma el Tabernáculo de la fe (habla de un Templo espiritual). Somos muchas  piedras que forman el Templo santo de Dios. Adivinen que termino utiliza aquí para “piedras”: “lithoi” otra vez. Fijense que él no llama al Cuerpo de Cristo “petroi” (o sea su propio nombre dado por Cristo), sino “lithoi”. ¿Por qué? Porque Pedro conoce que “petros” no significa “piedra pequeña”, lithoi es el término para ello. Nosotros somos  llamados “piedras” que forman el Tabernáculo de la Fe, pero sólo Pedro es Petros,  la gran roca o piedra de gran magnitud, sobre la cual Cristo está edificando su iglesia.

 

IV. Miren el contexto inmediato. Fíjense en lo que Jesús dice a Pedro: “Bienaventurado eres tú, Simón…”. En griego se usa el pronombre personal, segunda persona del singular. Y sigue diciendo: “y también te digo a tí… tú eres Pedro, a tí te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que tú atares en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que tú desatares en la tierra será desatado en el cielo”. He contado siete veces que Jesús usa el pronombre personal en segunda persona del singular en sólo tres versículos. !Siete veces!. Jesús dice “tú, tú, tú, tú, tú, tú, a tí…”. No tendría ningún sentido - en este contexto - que Jesús esté dirigiendo todo a Pedro, y en el medio de todo, él dijera “Pedro, voy a edificar mi iglesia sobre mí mismo”. Carece de todo sentido. “a tí te daré las llaves del Reino… todo lo que tú atares… todo lo que tú desatares…” El contexto es claro, Jesús está dando autoridad a Pedro; de eso tratan estos versículos.

 

V. Es muy significativo el hecho de que Jesús cambiase el nombre de Simón a Pedro.

         Cuando Dios llama a algunos hombres y mujeres de Su pueblo a experimentar un cambio especial en sus vidas, El cambia, así también, sus nombres; les da un nombre nuevo que refleja dicho cambio. Seguro que ustedes pueden pensar en algunos de estos. Piensen en algunos de los patriarcas del Antiguo Testamento, a los que Dios cambió sus nombres. El primero es Abraham. ¿Cuál era el nombre de Abrahán antes de ser Abaham?. Era Abram, que significa “padre”, mientras que Abraham significa “padre de las multitudes” o “padre de las naciones”. Fíjense que Dios llama a Abram a ser el padre de las naciones. Dios le dio un nombre que habla de ese cambio en su vida . El vino a ser el patriarca del Pueblo de Dios, Su Iglesia universal.

Piensen en otro caso. ¿Qué de Jacob? Jacob, cuyo nombre significa “subplantador” o “el que agarra el talón”, es cambiado cuando experimentó una transformación en aquella noche luchando con el ángel. Jacob estaba  luchando con Dios. Si recuerdan, Jacob ganó la lucha, perdiéndola. El ángel le dijo “Déjame ir”, y Jacob le dijo “!no!. No dejaré ir hasta que me bendigas”. El ángel intentó marcharse, pero no podía. Finalmente el ángel dislocó su cadera. Le hirió tanto que Jacob quedó cojo para el resto de su vida. Jacob quedó cojo como resultado de aquel encuentro que tuvo con Dios. El fue transformado para siempre desde ese día. Dios tocó su vida y le transformó,  y cambió el nombre de Jacob (que significa “subplantador”) a Israel, que significa “el que prevalece con Dios”.

         Otro ejemplo: esta vez de un matriarcado, Sarai… ¿Recuerdan a Sarai, la esposa de Abrahán? ¿Cuál fue su nuevo nombre? SARA. Sarai significa “mi princesa”. Su nombre cambió a Sara, que significa “princesa” (Gen. 17:15). Ella vino a ser matriarca (o sea madre) del Pueblo de Dios.  Ella es princesa sobre la iglesia universal. ¿Les recuerda a alguien en particular en el Nuevo Testamento? Sí, a María.  Así, también, el nombre de María fue cambiado cuando tuvo aquel encuentro con el ángel, quien la dijo: “Salve, LLENA-DE-GRACIA (kaire keXaritomene)”. “Llena-de-Gracia” es realmente un nombre, es un participio en el griego que hace la función de un título dado a María. “Salve” (kaire),  es un saludo usado para la realeza, y va acompañado de un título o nombre después. Por ejemplo: “Salve, el Cesar!”, que era el saludo que se daba al emperador romano; or “!Salve, Rey de los Judíos! (Juan 19:3), cuando se dirigían a Jesús. Lo que viene después de ese saludo real es un título. María viene a ser la Matriarca de la iglesia del Nuevo Testamento, y su nombre es cambiado, se la dio el título de “llena-de-gracia”. Hay otros que podríamos mencionar, pero hay otro paralelismo evidente que quiero mencionar aquí en este quinto punto, y tiene que ver con Abraham y Pedro. Ya mencionamos anteriormente Isaías 51:1-2, donde dice: “Escúchenme los que anhelan la justicia, los que buscan al Señor. Vuelvan a su origen, miren a la roca… miren a Abraham, su padre,” Ahora, bien, cuando Jesús cambió el nombre de Simón a Pedro, haciéndole la Roca, no había duda en los oídos de los que escucharan. Ellos, siendo judíos,  sabían quien era la Roca recordando este texto de Isaías,  sabían que se trataba del Patriarca, Abraham. Era evidente para ellos que Jesús aquí hace a Pedro el Patriarca -  y de paso, la palabra patriarca significa “padre de todo”. Así, pues, Pedro es aquí convertido en el “padre de todo” sobre toda la iglesia, así como Dios hizo a Abraham la Roca, el padre de todos al que todo Israel debía mirar. ¿Pueden ustedes ver el paralelismo ahí?

 

VI. Este punto cobra mayor fuerza cuando vemos el contexto de la declaración que Jesús hace acerca de las llaves, el atar y desatar y demás. Vamos a Isaías 22 teniendo en cuenta este contexto. Debemos recordar que Mateo escribe a los judíos, los cuales son conocedores de las Sagradas Escrituras. Miren ustedes, a ver si pueden trazar algún paralelismo con el texto de Mateo. Escuchen lo que dice Isaías: “El Señor te va a arrojar, te agarrará y apretará…”. Debo aclarar algo aquí: Isaías, el profeta de Dios, va a un primer ministro malvado. Algunos traducen este cargo como Maestro de Palacio o el Mayordomo del Palacio. Él era el segundo en autoridad en lo referente al Reino. Si uno entraba en conflicto con el primer ministro, asimismo, entraba en conflicto con el rey. Si alguien no estuviese de acuerdo con el primer ministro, no estaría de acuerdo con el rey. Poniéndolo en términos actuales, el mensaje sería: “No entren en conflicto con el primer ministro, porque él tiene la autoridad del rey”. Ahora, bien, Sobna era un primer ministro malvado; Isaías viene a él como profeta, y le dice que Dios quitará su posicón de autoridad, debido a los abusos que cometió. El profeta continua diciendole “Te echará Dios como una pelota y te hará rodar hacia una tierra lejana. Allí morirás.”. Después de su muerte su cargo sería dado a otro.  Fijense que este oficio era para toda la vida. ¿les resulta familiar? ¿Qué del papa? ¿Por cuanto tiempo dura el papado? ¿cinco años? Es para toda la vida. Continúa el texto diciendo: “Allí morirás, y allí pasarán tus carrozas famosas; tú que deshonras la casa de tu amo. Te destituiré de tu puesto, y te quitaré tu cargo. Aquel día llamaré a mi servidor Eliaquim.”. Ahora, bien, Eliaquim - sabemos por 2 Reyes 18:18 - era el secretario de Sobna. Y dice:  “llamaré a mi servidor, a Eliaquim, hijo de Hilcías, y le pasaré tu traje.” El traje simboliza autoridad, como un juez que lleva vestimenta de tal oficio. Sigue el texto diciendo: “y le colocaré tu cinturón, y le confiaré tu cargo; y será un padre…”. Fijense en que Eliaquim sería un padre; el oficio de primer ministro era un ministerio paternal para la casa de Israel. ¿Les recuerda esto a alguien? Sí, claro, el papa. Hay un paralelismo significativo aquí. Y continúa diciendo:  “El será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la familia de Judá. Pondré en sus manos la llave de la Casa de David; cuando el abra, nadie podrá cerrar, y cuando el cierre nadie podrá abrir.” ¿Les parece familiar esto, pensando en el  atar y desatar, la autoridad delegada,  el símbolo de las llaves y demás?. El Maestro del Palacio era un oficio que muy probablemente viene de José, el hijo de Jacob, quien tuvo un oficio similar en Egipto bajo la autoridad de Faraón. De hecho, esa misma frase “sobre mi casa” se usa también al referirse a este oficio. Voy a leer Genesis 41:40 que habla de ésto: “Tú estarás al frente de toda mi casa” - este es Faraón hablando a José - “y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solamente yo estaré por encima de ti.” Comparen este texto con Isaías 22:15 “Así habla el Señor de los Ejércitos: Anda a ver a ese funcionario, llamado Sobna, que es administrador del palacio…” Entonces Isaías trae ese mensaje de condenación a Sobna. Hay un claro paralelismo entre ambos.

         Hay otros lugares en el Antiguo Testamento donde este oficio se menciona. Por ejemplo en 1 Reyes 18:3, donde el Maestro del Palacio era entonces Abdías. Este era un buen hombre que temía al Señor. En aquel tiempo reinaba Ajab, cuya esposa era Jezabel. ¿Recuerdan a Jezabel? Esta era una mujer perversa que quería exterminar a todos los profetas del Señor.  Abdías era el maestro del palacio (mayordomo de palacio, primer ministro). Él escondió a cien profetas de Dios para protegerles. ¿Pueden imaginar a Abdías? Por un lado tenía que obedecer al rey; no podía entrar en conflicto con él, pues podría costarle la vida; pero al mismo tiempo él teme al Señor y quiere proteger a los profetas. Abdías, en su puesto de  maestro del palacio tenía la llave del reino, y actuaba con la autoridad del rey. Eso es lo que queremos enfatizar, y es lo que vemos en todos estos textos.

 Ahora, bien, yo les pregunto: ¿quién es el rey en el Nuevo Testamento? !Jesús!. En Apocalipsis 19:16. Jesucristo se presenta como el Rey de Reyes y Señor de Señores. Y no solamente de un reino temporal, sino del Reino de Dios, que es eterno. Siguiendo esta línea de pensamiento: pensemos:  ¿tiene el rey Jesús un primer ministro o maestro del palacio del reino?

Sigamos desarrollando esta idea:  Es evidente, amigos, cuando nos fijamos en el texto con el que estamos tratando, que aquí Isaías está hablando proféticamente. ¿A qué me refiero?.  Eliaquim, el cual sería el nuevo primer ministro, sería, asimismo, padre sobre ambos, Israel y Judá. ¿Cómo puede ser eso, cuando en el año 700 a.c. Israel había sido ya quitado del mapa? En el año 722 a.c. el Reino del Norte, Israel fue llevado en cautividad por los Asirios. Y además,  el Reino fue dividido mucho tiempo antes, más de doscientos años antes, en el tiempo de Salomón. Después del reinado de Salomón Israel y Judá vinieron a ser dos reinos separados entre sí, con dos reyes diferentes.  ¿Cómo es posible que Eliaquim fuese primer ministro sobre ambos, Israel y Judá, si no eran on solo reino? De hecho nunca habría un solo reino hasta que este versículo fuese cumplido en Jesucristo.

         Ahora, bien, escuchen este texto y veamos si podemos trazar algunas conclusiones. En Apocalipsis 3:7 dice así: “Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Así habla el Santo, el Verdadero, el que guarda la llave de David; si él abre, nadie puede cerrar, y si él cierra, nadie puede abrir…” ¿Quién está hablando? !Jesús!. y se dice que él guarda la llave de David, ¿de dónde viene esa idea? ¿dónde hemos leído eso anteriormente? En Isaías 22, claro. Y Apocalipsis continúa diciendo las mismas palabras de Isaías: “si el abre nadie puede cerrar, y si el cierra nadie puede abrir?. Jesús está diciendo con otras palabras “yo soy el cumplimiento de Isaías 22”.

Yo participé en un debate con un ministro protestante, y cuando toqué este tema se terminó mi turno para hablar. Entonces, el pastor protestante subió a la plataforma y dijo “usted no ha demostrado nada, en cuanto al papado o la autoridad de Pedro, porque en Apocalipsis 3:7 Jesús dice que él tiene la llave de David; él es quien abre y ninguno cierra, y quien cierra y ninguno abre. De este modo, es Jesús al que se refiere Isaías 22, no Pedro”. Yo estaba deseando salir al frente para explicarle, pero tenía que dejarle hablar. Yo permanecí sentado con dignidad, pero por dentro estaba que explotaba. Cuando me levanté a hablar de nuevo en mi turno dije: Por supuesto que Jesús tiene la llave de la casa de David… No se trata de que el rey haya entregado la llave del reino al primer ministro, y después él no tiene nada que ver con su propio reino. ¿Se imaginan ustedes a un rey así? diciendo “mi primer ministro ahora tiene todo el poder; yo ya no puedo hacer nada”  Imaginemos a Jesús no pudiendo hacer nada, porque Pedro tiene las llaves del Reino y lo gobierna todo. !Claro que no! La llave es un símbolo de autoridad, se trata de una autoridad delegada. Por supuesto que Cristo tiene la llave, pero el punto con el que estamos tratando aquí es que Jesús no es el primer ministro, sino él es el Rey, y el Rey delega su autoridad entregando sus llaves a su primer ministro, quien actúa en su nombre, y que, cuando él habla, todos deben obedecer or de lo contrario experimentarán la ira del rey. Este es el punto de Apocalipsis 3:7. Creo que lo deje bastante claro en el debate.

¿Qué nos dice entonces Apoc. 3:7 acerca del Rey Jesús? Nos dice que él es Dios, que es infalible, lo que él hace, nosotros no podemos deshacer. Y cuando Pedro usa la autoridad de las llaves, está usando la autoridad del Rey; y, por tanto, lo que él hace nosotros no debemos deshacer; de hecho, nadie puede deshacerlo, pues él está actuando con la autoridad de Jesucristo mismo, el Rey.

 

VII. Cuando examinamos este texto en el que Jesús dice a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta Piedra edificaré mi iglesia” Fíjense aquí que el autor inspirado usa el pronombre demostrativo (“esta piedra”). El pronombre demostrativo cuando es usado con la conjunción “y” siempre se está refiriendo al nombre que le precede. O sea que, si Jesús hubiera querido referirse a dos tipos de piedras diferentes (una grande y otra pequeña), él tendría necesariamente que haber dicho “Tú eres Pedro, pero sobre esta piedra edificaré mi iglesia.” En ese caso, tendría que haber usado la palabra griega “alla”, que significa “pero”, en vez de la conjunción “kai”. Asimismo, habría usado “lithos” y “petra”; or, en arameo, “etna” y “kefa”. Ustedes ya conocen el significado de estos términos.

 

Staples 1-B

         ¿Cuántos de ustedes han oído esto? “No podemos llamar a Pedro Roca, porque Jesús es la Roca en las Sagradas Escrituras. En el Antiguo Testamento Dios es la Roca. Por ejemplo en I Samuel 2:2 se dice: “¿Hay alguna Roca aparte de nuestro Dios?”. Hay muchísimas referencias a esto en el Antiguo Testamento. En Isaías 44:8 se dice: “No hay ninguna Roca, aparte de nuestro Dios”. I Corintios 10:4 dice que Jesús es la Roca; I Corintios 3:11 “Ningún hombre puede poner otro fundamento, excepto el que está puesto, que es Jesucristo.” Alguien puede decir “ustedes tienen a su papa como fundamento, pero nosotros tenemos a Jesús como nuestro fundamento”. ¿Cómo podemos responder a eso?

Vamos a Efesios 2:20, donde san Pablo dice lo siguiente: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo la principal piedra del ángulo.” Alguien puede decir “!Espera! Las Escrituras deben estar confundidas aquí. Yo pensaba que Jesús era el único fundamento, sin embargo en Efesios dice que los apóstoles son el fundamento”. En  Apocalipsis 21:14 se dice que la iglesia tiene como fundamento a los Doce Apóstoles. ¿Cómo es posible que Jesús sea el único fundamento, y los apóstoles también?

Del mismo modo, como ya mencioné antes, “Sólo Dios es la Roca” en el Antiguo Testamento (Salmo 18:31, I Sam. 2:2, Isaías 42:8). Sin embargo,   hemos aprendido que Abraham tenía un apodo, que era precisamente ese,  Roca!. ¿Cómo es que la Escritura habla de Abraham como la Roca si sólo Dios es la Roca en el Antiguo Testamento?  ¿Es que las Escrituras se contradicen?

Debemos entender la naturaleza del Cuerpo de Cristo. No hay contradicción alguna al decir que Dios y Abraham son la Roca, porque Abraham es Roca en tanto que participa in Dios. Asimismo,  Jesús es el único fundamento (I Cor. 3:11), y los Apóstoles son el fundamento de la Iglesia, porque ellos están en Cristo, el único fundamento. Hay tantos ejemplos de esto. Voy a mencionar unos cuantos.

 La Escritura dice cosas como esta: en Mateo 23:9 “No llamen a nadie padre en la tierra, pues tienen un solo Padre que está en los cielos”. Ahora, si vamos a Lucas 16:24 podemos observar que  Jesús llama a Abraham padre Abraham.  En Romanos 4:1-18, san Pablo menciona seis veces a Abraham como padre Abraham. En Hechos 7:1-2 san Esteban llama a los ancianos de Jerusalén padres en dos ocasiones. I Juan 2:13: Juan llama a los ancianos de Efeso padres. En I Cor. 4:14-15 san Pablo dice “aunque tengan ustedes diez mil instructores en el Señor Jesucristo, no tienen muchos padres; pues en Cristo Jesús yo les engendré por medio del evangelio.”, o sea que está diciendo que él vino a ser su padre.  I Tim 1:2: Pablo llama a Timoteo “mi hijo en la fe”. 2 Tim. 1:2 “mi hijo querido”. Tito 1:4 “verdadero hijo en la fe”. Pablo ordenó para el servicio a Dios a Timoteo y a Tito, y les llama “hijos”, lo cual significa que él es su padre.

 La clave para entender esto se encuentra en Efesios 3:14-15, donde la Escritura dice: “Doblo las rodillas en ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.”  No hay contradicción: Toda paternidad, biológica o espiritual, se deriva del Padre, Dios. Abraham, san Pablo, los ancianos de Israel, etc. son padres, porque participan de la paternidad de Dios.

Siguiendo esta línea de pensamiento, no hay contradicción alguna al decir que Pedro y Jesús son la Roca. La “rocosidad” de Pedro se deriva de Cristo, la Roca. Las Escrituras están llenas de ejemplos como este.

¿Saben ustedes que Jesús es el único Pastor? ¿el único Obispo? Esto nos dice I Pedro 2:25. Sin embargo,  tenemos muchos pastores; la palabra  en griego “poimenoi”, se encuentra en todas partes en el N.T; por ejemplo en Ef. 4:11, cuando se mencionan los ministerios de la iglesia, Pablo dice que hay apóstoles, profetas, evangelistas,  pastores y maestros. ¿Cómo puede ser entonces que Jesús sea nuestro único Pastor?. Porque los pastores participan en el pastorado de Cristo. Así, mismo, tenemos un solo Obispo, Jesucristo. Pero tenemos muchos obispos (episcopoi). Es el mismo principio. Lo mismo se aplica a la Roca. Pedro participa en la “rocosidad” de Cristo. No hay contradiction alguna.

 

IX. Fíjense en el paralelismo existente entre la pregunta del sumo sacerdote Caifás y la respuesta de Pedro a Jesús. Esto es lo que quiero decir. En Marcos 14:61, el sumo sacerdote confronta a Jesús, y le dice “Dinos… ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Dios viviente?” El usa las palabras correctas en su pregunta, pero lo hizo con incredulidad; mientras que san Pedro, como ya leímos, - cuando Jesús pregunta “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” - él responde con fe “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. ¿Qué nos dice esto? Que el sumo sacerdote del Antiguo Testamento, Caifás, estaba cesando, para que fuese cumplida su posición por el sumo sacerdote del Nuevo Testamento, que es Pedro.

 Algunos podrían objetar esto, diciendo “Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, según Hebreos 3:1”. Por supuesto que sí, Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, pero Pedro es el sumo sacerdote, porque él participa en el Sumo Sacerdocio de Jesúcristo, y él es la manifestación visible de tal Sumo Sacerdocio en la tierra. De hecho, todos los obispos, según el Catecismo, son sumo sacerdotes en esta tierra, pero Pedro tiene la primacía sobre ellos.

 

X. Algunos pueden pensar que estamos perdiendo de vista lo más importante de Mateo 16. Cuando Jesús dice “Bienaventurado eres Simón, pues esto no te lo ha revelado carne ni sangre… Tu eres Pedro, etc.”. Algunos pueden pensar que estamos enfocándones demasiado en Pedro, cuando de hecho deberíamos estar fijándonos en su fe, porque es la fe de Pedro sobre la cual Jesús está edificando la iglesia, no la persona de Pedro.

Esto se suele enseñar entre nuestros amigos los evangélicos. Cuando la gente va a una campaña evangelística de Billy Graham, y hacen confesión de fe, diciendo “tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”, los tales vienen a ser “piedras” sobre las cuales Dios está edificando Su Iglesia. Así, pues, el énfasis se pone en la confesión de fe, no la persona de Pedro.

Debemos tener cuidado cuando damos respuesta a este argumento, porque este argumento es parcialmente correcto. El pasaje 424 del Catecismo Católico dice: “Movidos por la gracia del Espíritu Santo y atraídos por el Padre, creemos en Jesús y confesamos “tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Sobre la roca de esta fe que san Pedro confesó, Cristo edifica su Iglesia.” Así, pues, este argumento es  parcialmente correcto. Pero tengamos en cuenta que el Catecismo no excluye a Pedro; Este pasaje destaca la fe de Pedro y su confesión, pero hay otros pasajes donde el énfasis se pone en Pedro. Sin embargo,  nuestros amigos evangélicos llegan al extremo de dividir completamente la fe de Pedro de la persona de Pedro; toman su fe, y dejan su persona, y esto no se puede hacer. La fe de Pedro no estaba flotando por ahí sola. No podemos separar la fe de Pedro de su persona. El pasaje del Catecismo que acabamos de mencionar podría ser sacado fuera de su contexto y encontrar un argumento a favor de los protestantes. Podemos sacarlo fuera de su contexto para apoyar ideas y doctrinas que sencillamente no se enseñan ahí. Sí; hay un énfasis en la fe de Pedro, pero hay un énfasis aún mayor en la persona de Pedro cuando Jesús le dijo: “Bienaventurado eres tú Simón… Yo te digo que tú eres Pedro… A ti te daré las llaves del reino… Todo lo que atares… Todo lo que desatares…” Sí; la fe de Pedro es destacada aquí, pero aún más lo es su persona. Ambas ideas forman parte de la verdad. Algunos Padre de la Iglesia, como san Agustín, con frecuencia enfatizan la fe de Pedro y su confesión, pero también enfatizan su persona.

         Debemos tener mucho cuidado cuando leemos las Escrituras, pues de lo contrario podríamos llegar a ser Testigos de Jehová. Por ejemplo, I Tim. 2:5 dice: “Hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombre, Jesucristo hombre.” Así, pues, podríamos sacar la conclusión de que Jesús es un hombre, no es Dios. Pero no dice que no sea Dios, dice que es hombre. Nosotros creemos que él es hombre en sentido completo, pero eso no es todo lo que enseñan las Escrituras.  Cuando vamos a pasajes como Juan 1:1; 8:24; 8;58; Tito 2:13; Heb. 1:8; Apoc. 22:6; Juan 10:30, y tantos otros, podemos observar que claramente se declara que Jesús es Dios. Del mismo modo hay que tener cuidado de no sacar de contexto los pasajes acerca de Pedro.

 

En Lucas 22:29-32 Jesús, hablando a los apóstoles, dice “…les doy autoridad como mi Padre me la dio a mí haciéndome rey. Ustedes comerán y beberán a mi mesa en mi Reino, y se sentarán en tronos para gobernar a las doce tribus de Israel. !Simón, Simón! Mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia; pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Y tú, cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos.” Los judíos entendían muy bien este lenguaje acerca del reino: ellos sabían lo que era un reino y su jerarquía, sabían lo que era un rey y lo que era un primer ministro; sabían también que había príncipes sobre las doce tribus de Israel que tenían autoridad real sobre cada una de las tribus. Ellos estaban bien familiarizados con esto.  Así, pues, les dice que les va a hacer doce príncipes que se sentarán en tronos para gobernar a las doce tribus. En medio de esta conversación, Jesús se dirige a Pedro y le dice: “!Simón, Simón! Mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia…”. Fíjense que está hablando a Pedro, diciéndole que Satanás a pedido permiso para  sacudir a todo el grupo de apóstoles. Entonces le dice “pero yo he orado por ti (singular, sou) para que tu fe no se venga abajo… cuando hayas vuelto, tendrás que fortalecer a tus hermanos”. Ahora, bien… Si usted fuese uno de los apóstoles, y Jesús dijese a Pedro delante de usted “Simón, Simón… Satanás quiere sacudirles a todos ustedes… pero yo he orando por ti”, ¿No dirían ustedes a Jesús “!Perdón, Señor! Acabas de decir que Satanás quiere destruirnos a todos, y tú has orado sólo por Pedro!!!  ¿por qué no oras por todos y cada uno de nosotros?. Observen que Jesús añadió a Pedro “cuando hayas vuelto,  fortalecerás a tus hermanos…” . ¿No creen ustedes que, en tal situación, no iban ustedes a procurar estar bien unidos a Pedro?. Creo todos los obispos del mundo deben leer esto con frecuencia, pues es un recordatorio de que ellos están protegidos y asegurados contra todo error sólo cuando están en unión a Pedro, o sea, al Papa.

Vayamos ahora a  Juan 21:13.17. ¿Recuerdan la historia cuando Jesús pregunta a Pedro tres veces  que si le amaba?, y Pedro le responde “si, Señor, tu sabes que te amo”.  Muchos no se fijan en los versículos que preceden a Juan 21:15-17, los cuales son sumamente importantes para comprender bien el mencionado pasaje.

El pasaje dice que  Jesús se manifestó a sus discípulos, después de haber resucitado. Se encontraban en el  mar de Tiberiades, donde los apóstoles van de pesca. Estaban juntos Pedro, Tomás, llamado Dídimo, Natanael, Santiago y Juan, y otros dos discípulos. “Pedro les dijo: voy a pescar.” Quiero recordarles que este pasaje no está puesto aquí solamente para narrar una salida a pescar, sino que ha sido puesto aquí para comunicarnos algo importante referente a nuestra salvación. San Juan  nos dice en su evangelio (20:30-31): “Muchas otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tendrán vida en su Nombre.” Así, pues, esta historia no está puesta aquí porque Juan estaba aburrido y quería matar el tiempo. Este pasaje está repleto de verdades para nosotros que son necesarias para nuestra salvación. !Escuchen!. ¿Qué hicieron los otros discípulos cuando Pedro dijo que se iba a pescar? Ellos dijeron “vamos nosotros también contigo”. Esto no es sorprendente, si recordamos que Jesús dijo anteriormente que el diablo quería destruiros a todos, y que había orado por Pedro, el cual debía fortalecer a los demás.  Mas les valía que permaneciesen bien unidos a Pedro. ¿No les parece interesante?

 Así, pues,  los apóstoles unidos a  Pedro fueron a pesar. Y dice el pasaje que aquella noche no pescaron absolutamente nada. Al amanecer, Jesús estaba allí en la orilla, pero, dice el evangelio, que los discípulos no se dieron cuenta que era Jesús. Jesús les dijo: “¿Tienen algo de comer?. Y le contestaron: Nada. Entonces Jesús les dijo “echen la red a la derecha”. Cuando así lo hicieron cogieron tantos peces que no podían sacar la red. “El discípulo al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: “!Es el Señor!.” Es interesante que Juan fue el primero en reconocer que era el Señor; no fue Pedro. Esto es importante, pues nos recuerda de que el papa no es necesariamente el primero en reconocer alguna verdad, aunque él es infalible. No obstante, Juan fue a Pedro inmediatamente, y le dijo “!Pedro, es el Señor!.”. El no fue a Natanaél, ni a Tomás, ni a Santiago ni a ningún otro apóstol, sino a Pedro.

Sigue el pasaje diciendo que apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca; de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla. Ellos arrastraban la red llena de peces. Al bajar a tierra encontraron fuego encendido, pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.” Simón Pedro subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados grandes.”

 ¿Qué podemos aprender de esa red llena de 153 pescados? En aquellos tiempos había 153 naciones en el mundo conocido. Esos peces simbolizan el mundo entero. Pescaron al mundo entero, en este sentido figurativo, y lo llevaron a la orilla. Estos peces eran grandes, dice el texto, por lo que tardaron tanto, que cuando habían recorrido los cien metros, Pedro había nadado ya a la orilla.

Jesús les dijo que trajeran algunos de los peces que habían pescado,  y Pedro “subió a la barca y sacó la red llena de ciento cincuenta y tres pescados grandes, que había costado tanto a los apóstoles arrastrar hasta la orilla… Él solo los sacó fuera del agua y los puso sobre la orilla. Claro que, estando fuera del agua, la red tenía que ser muchísimo más pesada… Pero Pedro lo hizo solo. Fíjense que el autor inspirado dice que eran tantos peces, y sin embargo la red no se rompió. O sea, que se trataba de un milagro el que sacase la red solo, y el que ésta no se rompiese… ¿Qué nos dice todo esto? Que Dios dio a Pedro fuerzas sobrenaturales para sacar “al mundo entero” fuera del agua - o sea, ciento cincuenta y tres peces - al obedecer el mandato de Cristo Jesús. El tuvo fuerzas sobrenaturales porque Jesús le dio tal orden. El es nuestro primer Papa. Todos los obispos unidos, no pueden hacer nada verdaderamente, a menos que estén en unión con Pedro. Toda su autoridad depende de esto.  ¿No creen que hay una enseñanza aquí acerca de la autoridad del papa?.

La red representa a la iglesia… El hecho de que no se rompió, es un milagro… La iglesia reúne a todas las naciones… Es un auténtico milagro que la Iglesia sigue en pie después de 2.000 años; a pesar de algunas personas corruptas que no hubiéramos deseado ver en el papado, por sus abusos y mal ejemplo, como Pablo III, Alejandro VI, y otros así, sin los cuales podríamos haber estado mucho mejor. Pero, a pesar de todo,  la red (que es la Iglesia) no se puede romper ¿Por qué? Porque es Jesús quien la sostiene sin romperse por medio de Pedro milagrosamente. Este es el mensaje aquí en Juan 21.

Es en ese contexto que nos acercamos a Juan 21:15-17. No debemos perder de vista ese contexto, pues es lo que hace estos versículos mucho más significativos y poderosos. Es entonces que Jesús dice a Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?” Pedro le respondió: “si, Señor, tú sabes que te quiero.” Jesús le dijo “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez Jesús le pregunta “Simón… ¿me amas?. Pedro le dijo “Si, Señor, tú sabes que te quiero.” Jesús le dijo “Cuida de mis ovejas”. La tercera vez Jesús le dijo “Simón … ¿me quieres?. Pedro se entristeció, y le dijo “Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te quiero”. Y Jesús le dijo “Apacienta mis ovejas. En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras” Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios”. Pedro, como cuenta la historia, fue crucificado, siguiendo el ejemplo de su Maestro, Jesús.

Estos versículos están repletos de enseñanza para nosotros. Fíjense en esto: Algunos dicen que la razón que Jesús está hablando a Pedro es porque éste fue quien le negó; no porque tuviese primacía alguna sobre los demás. Seguro que Jesús, al tratar de esta forma con Pedro, tenía presente aquella negación - Tres veces le negó, tres veces le preguntó si le amaba. Pero no debemos olvidar lo que dice Mateo 26:56, esto es que todos los discípulos huyeron cuando tomaron preso a Jesús; todos le negaron, en este sentido, no sólo Pedro. ¿Por qué trata con Pedro de manera especial? Hay algo de mayor significado aquí, amigos. Aquí Jesús está llamando a Pedro a pastorear su Iglesia sobre la Tierra: “Pastorea a mis ovejas”.

Debemos mirar en el texto griego para poder apreciar ciertos detalles que en las distintas traducciones no se pueden reflejar claramente. Cuando Jesús pregunta a Pedro “¿me amas?”, la palabra ahí es “agapais” (verbo “agapao”) esta palabra se refiere al amor de Dios. Hay cuatro clases de amor en griego; hay cuatro palabras distintas que se traducen por “amor”: “agape” es el amor de Dios, por ejemplo en Rom. 5:5 san Pablo habla del amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Este amor es un don, no lo podemos fabricar. Es un don que recibimos en el bautismo y en los otros sacramentos, cooperando con la gracia de Dios podemos crecer en esta clase de amor. Otra palabra es “filios” que es amor de amistad; de ahí viene el nombre Filadelfia, que significa “amor fraternal”. La tercera palabra es “storge”, que se refiere al amor familiar. Por último, el término “eros”, que es el amor físico o sexual.

Volviendo al texto, Jesús dice a Pedro “Simón, ¿me amas?”. La palabra griega aquí es el verbo “agapao”,  o sea que Jesús le está preguntando a Pedro “¿me amas con amor divino?. Pedro responde “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Pedro no el verbo “agapao” en su respuesta, sino “fileo”. No responde con amor divino, sino con amor de amistad.  El no podía decir a Jesús que le amaba con amor divino, pues estaría recordando su fracaso al negar al Señor. Así, pues, dicho de otra manera, Pedro respondió “si, Señor, te quiero como se quiere a un amigo, con un amor humano”. Jesús le miró de nuevo… sus ojos estarían traspasando el corazón de Pedro, quien se estaría sintiendo como un miserable. !Qué bueno que Jesús no le rechazó por haberle negado, diciendo: “¿A ti qué te pasa? ¿Por qué me has nagado tres veces?”, “!Ya no serás la Roca!”. Jesús hace algo mucho más doloroso que eso, pero que contribuiria a su sanidad, cuando le preguntó que si le amaba. Posiblemente Pedro estaría diciendo “!Golpeame, Señor!, Prefiero que me pegues a que me preguntes si te amo”.

La segunda vez que Jesús le pregunta, “¿me amas?” Pedro respondió de la misma manera “Señor, tú sabes que te quiero como un amigo”. Y finalmente por tercera vez, le preguntó Jesús “¿Me quieres?. Aquí usa el verbo “fileo”, el mismo que estaba usando Pedro para responderle las dos veces anteriores. O sea que Jesús le preguntó esta vez diciendo esta idea “Pero… ¿de verdad que me quieres como un amigo?” Entonces Pedro se entristeció grandemente, porque esa tercera vez le preguntó si tan siquiera le quería con amor de amigo. Pedro triste le dijo: “Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero como un amigo”.

Aunque Jesús estaba llamando a Pedro a ser el pastor de pastores sobre su Iglesia, Él no se olvidó de que Pedro era un ser humano con necesidad de sanidad. De este modo doloroso, Jesús llevó a Pedro, como individuo, a verse a sí mismo tal y como él era. Y Pedro era un hombre honesto; él no aparentaría ser alguien que no era… El diría: “Señor, este soy yo”. Y Jesús diría “Sobre éste puedo edificar mi Reino”. Dentro de sí, Pedro diría “Señor, no soy digno”, como se dice en las misas todos los días, citando a  Mateo 8:8, ¿Recuerdan al centurión romano que vino a Jesús con fe para que sanase a su siervo?. El dijo: “No soy digno de que entres en mi casa, pero dí la palabra y mi siervo sanará”. Jesús está buscando hombres y mujeres que son honestos e íntegros, que están dispuestos a reconocer tal y como son… El toma sus debilidades y las transforma para Su gloria. Eso es lo que hizo con Pedro.

 Hemos visto como Jesús trata con Pedro a este nivel personal y humano, con el fin de sanarle interiormente. Pero hay otro nivel con el que trata en este texto, pues cuando le preguntó que si le amaba, Jesús añadió “Apacienta mis corderos”, “Pastorea a mis ovejas”, “Pastorea a mis ovejas”. Primeramente, en el griego se usa la palabra “boske”, que siginifica “nutrir”; o sea que Jesús está diciendo “Nutre o alimenta a mis corderos”. La segunda vez dice “poimaine”, o sea “pastorea a mis ovejas” La palabra griega para “ovejas” es “probata”, que se refiere a las ovejas mayores, no a los corderitos más pequeños (arnia). Finalmente dice “boske ta probata mu”; o sea “Alimenta mis ovejas”.

 ¿Qué significa todo esto?  Significa que Jesús, el Buen Pastor, está delegando su autoridad pastoral sobre Pedro. Juan 10:11 dice: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” Si leemos más adelante en el versículo 16, Jesús dice “habrá un solo rebaño y un solo pastor”. ¿Cuál es ese pastor? . Yo solía enseñar que ese Pastor era Jesús. En cierto sentido eso es cierto, pero no en este sentido profético. El significado en el evangelio de Juan es que Pedro es el pastor. Jesús, que es el Pastor,  hace a Pedro el Pastor. Si leemos con atención en Juan 10:11-16, se dice que habrá un rebaño y un pastor sobre el mundo entero, incluyendo a los gentiles. Tengamos encuenta que Jesús nunca vino a los gentiles. Mateo 15  dice “Yo no vine, sino a por las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Evidentemente, ese pastor en Juan 10:16 no es Jesús - claro que sí  es Jesús, en tanto y cuanto Pedro está en Jesús. Pero es Pedro quien en el libro de los Hechos de los Apóstoles 10-15, abre las puertas de la Iglesia a los gentiles. 

Permítanme hacerles una pregunta: Cuando Jesús dice a Pedro que alimente a sus corderos y que pastoree a sus ovejas, o sea las pequeñas y las grandes, que las alimente y que las pastoreé, etc.  ¿a cuántos corderos y a cuántas ovejas se refiere? !!!A todas!!!. No hay nada más claro que eso. No es que Jesús fuese a pastorear a unas, y Pedro a otras. Jesús hace a Pedro el pastor sobre la iglesia universal, sobre todo el mundo. Nos dice la Escritura que Pedro sacó toda ese red con 153 peces, que representan al mundo entero. Aunque se hayan descubierto más países desde entonces, podemos ver el significado claramente aquí. Pedro es el pastor de pastores; él es el obispo de obispos, como Tertuliano le llamó hace 1800 años.

 

Website Builder